Esta pizzería nace del deseo de Xavi y Lidia, del grupo Lamont, de desarrollar un concepto de restaurante más informal en Andorra, que pueda expandirse en un futuro.
El nombre surge de un juego de palabras: una pizzería ubicada en la montaña y la idea de esquiar fora pista (fuera de pista), sobre nieve virgen.
Ubicada a los pies del remonte de las pistas de Grandvalira, en El Tarter, Fora Pizza se convierte en el refugio preferido de los esquiadores. Puedes dejar tu equipo de esquí tanto en la celosía de madera como en las taquillas situadas en la entrada del local, desde donde se contempla la totalidad del espacio.



El horno de pizza es el protagonista del restaurante, junto con la cocina vista de acero inoxidable hecha a medida. Ambos están enmarcados por otras dos barras: la de bienvenida/bebidas y la que conecta con la cocina interior, desde donde se da servicio a todas las mesas comunales ubicadas frente a las mismas. Esta disposición optimiza la circulación y el servicio, especialmente durante la temporada alta.
La distribución, en forma de peine, ordenada y estudiada, facilita un servicio rápido, eficiente y desenfadado. Todo ello se complementa con un cuidado especial en los detalles, como la elección de la vajilla y la cubertería.
El ambiente es acogedor, con colores y materiales naturales que combinan entre sí —como la pintura a la cal, las paredes revestidas con lamas de diferentes tonos de madera y el pavimento de gres artesano—, realzados por una iluminación cálida focalizada en el producto y en los comensales.



Todo el mobiliario ha sido diseñado y hecho a medida para este proyecto de la mano de Fusteria Danés, y se ha combinado con piezas de iluminación icónicas del diseño: la lámpara TMC de Santa & Cole en la entrada, la Minitopo de Stilnovo, y la Parentesi de Flos en el reservado, iluminando una obra del fotógrafo Arnau Giol.
Los elementos escogidos para atrezar el espacio, remiten a la tradición pizzera, como una instalación en una de las paredes, compuesta por diversas tablas de corte de madera recuperada, que evocan las clásicas palas de madera usadas por los pizzeros.
Al tratarse de un local en semisótano, decidimos destacar su presencia desde la calle mediante la instalación de cajas de luz en todas las ventanas, colocadas a diferentes alturas y posiciones. Estas, junto con la luz cálida del interior, generan por la noche una atmósfera acogedora que invita a acercarse.
En cuanto al diseño de marca, los elementos gráficos y el logotipo se inspiran en el zigzag que dejan las huellas de los esquís en la nieve, utilizando una doble Z para enfatizar ese trazo. A la tipografía se le dio también un look que recuerda al queso fundido de la pizza, usando colores cálidos que dialogan y se alían con el ambiente del espacio.






