El diseño de la heladería Rocambolesc en Madrid, situada en el icónico mercado de San Miguel de Madrid planteó un desafío fascinante. En este caso, la tarea consistía en ajustarse a las rigurosas normativas propias de los mercados, al mismo tiempo que se preservaba la esencia y singularidad de la marca, manteniendo intacta su identidad única. A pesar de ser la tienda de Rocambolesc de menor tamaño hasta el momento, las limitaciones de espacio se transformaron en una oportunidad creativa que permitió multiplicar los mostradores y destacar la exposición frontal, creando así un telón de fondo distintivo.
Uno de los requisitos no negociables fue la obligación de mantener un peto de mármol blanco a una altura específica de 70 centímetros, una característica común en todas las paradas del mercado. Esta exigencia se resolvió de manera innovadora al integrar armoniosamente el nuevo elemento en los muebles de toppings. La fusión de los muebles se llevó a cabo de manera creativa, diseñando módulos con formas trabajadas y una paleta de colores más rica. Esta elección estética sigue la línea inspirada en el teatro de la Bauhaus, caracterizada por formas geométricas puras y colores vibrantes. Este enfoque confiere a los muebles un protagonismo visual destacado, contribuyendo así a la evolución continua de la estética distintiva de la marca.
En síntesis, el diseño de la heladería Rocambolesc de Madrid no solo logra cumplir con las regulaciones rigurosas del mercado, sino que también demuestra la habilidad excepcional de la marca para transformar desafíos en oportunidades creativas. Este enfoque único y astuto no solo permite a Rocambolesc cumplir con los requisitos normativos, sino que también le permite mantener su carácter propio y ofrecer una experiencia única a sus clientes, independientemente del entorno en el que se encuentre.
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