Dos grandes fachadas de bloque de piedra con ventanales de hierro se abren al exterior. Al mismo tiempo, se rediseña la barra manteniendo el aspecto retro, con extremos redondeados, sobre de madera de nogal y frontal de polipiel verde oscuro. Bancos de piel frente a los ventanales permiten visualizar el movimiento interior.
La trasbarra destaca con baldosas verdes oliva exclusivas para el proyecto. Por otro lado, el uso de materiales como terrazzo, paneles de fibras naturales, listones de nogal y apliques de Le Corbusier, contribuyen a la estética de los años setenta. Una zona con mesas redondas para grupos se distingue con una alfombra de mosaicos de mármol blanco y negro. Finalmente, en el reservado del sótano, se crea un ambiente oscuro e íntimo en azul marino, con moqueta y baldosas mate de Mutina. La cocina, comunicada con el reservado, puede cerrarse con una cortina de terciopelo azul.
Para la reforma del Gran Café Santander, también se han restaurado las letras naranjas de la Cafetería Santander y se colocan en la pared de la escalera al sótano. Además, la dirección creativa incluye la creación de uniformes inspirados en los años 70, en tonos azul marino y verde, y gráficos diseñados por Mandaruixa basándose en la forma oval de la larga barra.
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